Desde tiempos bíblicos sabemos que las grandes plagas de la humanidad han erosionado seriamente la condición de las sociedades. Esta pandemia no será la excepción y, lo más peligroso es el manto de silencio que se ha extendido sobre ciertos atropellos a las libertades.

Mucho se habla del anonimato tras el que se ocultan los beligerantes en redes sociales, pero en verdad podemos identificar claramente a varios grupos que actúan a la vista de todos, que acosan, amenazan y denuncian el libre pensamiento. Estos grupos antisociales suelen actuar en conjunto, lo que genera una avalancha de memes injuriosos y amenazantes tendientes a evaporar, no solo los mensajes opuestos al pensamiento hegemónico, sino al emisor de los mismos en una sistemática maniobra por “evaporar” al disidente violando las libertades básicas de todo ciudadano en un estado de Derecho.

Estos grupos de odiadores contumaces han cooptado varios colectivos sociales, especialmente el movimiento feminista y naturalizan la censura, el acoso y la persecución para todo aquel que se atreva a disentir con un discurso supremacista, que, travestido con slogans libertarios, es todo lo contrario.

Esta Quinta columna agita su extrema radicalización a la luz del día, fiscaliza el pensamiento de los ciudadanos y confecciona listas negras con igual metodología que la Cheká rusa, cuyo fin era «suprimir y liquidar» todo acto «desviacionista».

El 31 de mayo se suicidó el Catedrático G 5 de Derecho Privado Dr. Carlos Álvarez Cozzi, un suceso oprobioso que no podemos pasar por alto. Como Profesor de Facultad, Álvarez Cozzi fue un firme defensor de la tenencia compartida, y solía dictar conferencias en las que resaltaba el daño que la alienación parental causa a nuestros niños.

La Cheká feminista se puso en alerta ante los dichos de Álvarez Cozzi y sus voceras han recorrido medios de prensa y el Parlamento alegando que la tenencia compartida dejaría a los niños expuestos ante situaciones de violencia.

Nuevamente el grupo de odiadoras miente y oculta los estudios que indican que la mayor violencia intrafamiliar contra niños es ejercida por las madres y sus concubinos.

Por decir una verdad que se ampara en estudios incuestionables,  Álvarez Cozzi fue acosado, difamado y denunciado por emitir opiniones “inconvenientes” para con la policía del pensamiento que se empeña en establecer un discurso claramente segregacionista.

Luego llegó el acoso a la Psicóloga Silvana Giachero, especialista en Trauma, Violencia Psicológica y Bullying por pronunciarse sobre el asunto.

Giachero ya estaba en el punto de mira de la Cheká por haberse manifestado en favor de la tenencia compartida y disertar sobre el Síndrome de alienación parental, del que parece que hoy no se puede hablar. La Cheká nacional la investigó, la amenazó en redes y la denunció a la Coordinadora de psicología y ante la FUS.

Casi al mismo tiempo apareció la insólita denuncia a la Dra. en medicina Magali Latorre ante el Colegio Médico por afirmar que biológicamente en la especie humana solo las hembras son capaces de procrear. Un dato tan fácil de encontrar en cualquier manual de anatomía fue el punto de partida para un acoso sistemático, que remite a la peligrosa maniobra que intentar sujetar la ciencia a la ideología.

Ayer, el Colegio Médico contestó que necesita más tiempo para pronunciarse sobre los dichos de Magali Latorre y la procreación humana, lo que me lleva a pensar que sus integrantes saben poco de biología y no deberían ocupar un lugar en el otrora prestigioso Instituto.

Hace un tiempo la Asamblea Nacional de Derechos Humanos convocó a integrantes de asociaciones de padres para escuchar su versión sobre la tenencia. Un integrante de Stop Abuso se pronunció a favor de este instituto e inmediatamente estalló en redes una campaña de difamación en donde la Cheká le endilgó haber sido “acusado” de abusar de su hija, una mentira que lo llevó a tribunales, cuya lentitud en pronunciarse agiganta el daño.

Los casos de acoso y persecución de esta Cheká nacional van in crescendo y queda expuesto que la mentira y el acoso con su herramienta de censura.

Mientras tanto, la Fiscalía que debería actuar de oficio ante tales desmanes, guarda silencio.

Es evidente que algo funciona mal en esta república y la Cheká sigue erosionando flagrantemente nuestras libertades con una dinámica grupal que aplasta el pensamiento, despojando al ciudadano de la protección jurídica necesaria en un Estado de Derecho.

Mercedes Vigil

 

 

 

 

 

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