EL PORVENIR ES LA PROMESA POR CUMPLIR

Por Nery Pinatto
Qué significado tenía para nuestros padres ser uruguayos?
Eran educados, prósperos, privilegiados, exitosos, orgullosos de vivir en un pequeño pero gran país que supo ser campeón (y por duplicado) olímpico y mundial de fútbol.
Primeros en Índice de Desarrollo Humano en América Latina, vivían en un país tan desarrollado que el mundo lo conocía como “La Suiza de América”.
Pero no solo nacían en este pequeño rincón de América del Sur grandes deportistas (consecuencia de una gran alimentación pero también de las gloriosas plazas de deportes que pululaban en cada pueblo, villa o ciudad del Uruguay en donde se aplicaba aquellos de mens sana in corpore sano); también éramos un fecundo semillero de escritores, poetas, filósofos, músicos, científicos, educadores y, porque no reconocerlo, de grandes políticos.
No importaba el origen social o económico, pues todos eran hijos del único y verdadero Plan de Equidad que existió en el país: la Educación laica, gratuita y para todos.
Hasta el más humilde de los padres podía soñar con tener (parafraseando el título de la gran obra de Florencio Sánchez) un “M’hijo, el dotor”.
Y hoy, qué significa ser uruguayo hoy?
Temerosos de vivir en un país que se transformó en un paraíso pero para los criminales. Tanto para los de abajo como para los de arriba. Porque hay que decirlo claramente: si bien es terrible lo que padecemos los uruguayos con los criminales que nos roban cada 4 minutos y nos matan cada 20 horas, también es cierto que la brutal estafa que padecemos por la pésima gestión política de los que han manejado el estado es la verdadera causa de todos los males que padece nuestro pueblo.
Una estafa que se manifiesta en todas las áreas de gestión: educación, economía, salud, infraestructura, deuda externa, déficit fiscal, etc, etc. Entre sobrecostos, deuda externa, déficit fiscal y corrupción yo estimo la estafa al pueblo uruguayo en más de 30 mil millones de dólares. Y sospecho que me quedo corto en la estimación…
Amén de la alienación de los valores: hemos construido un país en el que se castiga al trabajador, al esforzado, al estudiante, al emprendedor en la misma medida que se premia al oportunista, al holgazán, al vivo, al corrupto, al que vive a costa del esfuerzo de los demás.
Qué nos pasó?
Cómo hemos podido pasar del Uruguay de José Batlle y Ordóñez al Uruguay de José Mujica?
Cómo hemos podido pasar de ese país orgullo de nuestros padres a este vergüenza de nuestros hijos?
Qué pasó con aquél país que hacía de la educación la herramienta fundamental de lucha contra la pobreza a este en el que más del 90% de los gurises pobres la abandonan?
Miro a mi alrededor y veo un país desvastado por el crimen, la violencia, las drogas, la depresión, la corrupción, el despilfarro de los dineros públicos, un pueblo dividido y desnorteado como nunca antes, al servicio de las corporaciones que gobiernan al país a través de un estado usurpador como nunca jamás se dio en la historia del Uruguay.
Ha habido un inmenso cambio en nuestro país. Una grave disminución intelectual y moral, que es la clara consecuencia de una estrategia de dominación ideológica y política con muchas décadas de aplicación, especialmente a través del adoctrinamiento educativo.
“Un pueblo ignorante solo puede tener gobiernos en relación a su ignorancia”, escribió hace casi 150 años el gran educador uruguayo José Pedro Varela.
Qué tipo de país, de Patria, estamos construyendo cuando el gran anhelo de los jóvenes que estudian es irse al extranjero?
Es tiempo de un cambio, de una profunda renovación, de nuevos liderazgos que enfrenten con valentía la situación para sacrificarse en busca de la verdadera Gloria, que es el amor perdurable del pueblo.
Un verdadero hijo tuyo no huye a la lucha ni teme quien te adora la propia muerte, oh Patria amada!, escribió el gran poeta brasileño Joaquim Osorio.
Es hora ya de terminar con los privilegios y empezar con la Justicia: la causa es tan urgente que ya no admite la menor demora.
Es por eso que cada uno de nosotros debe asumir esa responsabilidad del compromiso con la gran causa del porvenir, que es el futuro de nuestros hijos. No existe nada mayor.
La promesa del porvenir es la mayor de las causas.
La Gloria del pasado es la base sobre la cual derrotaremos la mediocridad del presente.
Yo busco de mi Patria su vieja Gloria.
Y dejar en la memoria de sus mejores hombres y mujeres mi misión: que es posible lograr que nuestros hijos sientan el mismo orgullo de ser uruguayos que sintieron nuestros padres!

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